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LA MUERTE DEL PATO
Estábamos en el Perú en pleno verano del 2011, La Lima virreinal, ya se estaba convirtiendo en una urbe moderna, vías férreas, Centros comerciales, Metropolitano, Autopista a 3 niveles, se veía el crecimiento del Perú, estaba soñando creo, cuando escucho en mi dormitorio -Cambio patos por botellas, cambio patos por botellas- resonaba en la calle, -cambio patos por botellas, cambio patos por botellas- no se cansaba de gritar el triciclero, este era un personaje rechoncho calculo de 120 a 130 kilos – imagínese el respiro que debía tener el asiento- cada vez que se levantaba a atender a sus clientes.
- Que felicidad jajá jajá cantaba el asiento del triciclo -
Era uno de los últimos de la fila, así que solo logrê canjear un mini pato, al que lo lleve a vivir con mi familia en San Germán, al cabo de una semana, y ante tantos desarreglos por sus travesuras, decidimos llevarlo a su hábitat, luego de vestirlo adecuadamente emprendimos la marcha atravesando varios pueblos, en el recorrido avistamos, Villa El Polvorin, Rio seco, Punchauca, Caballero y otros, hasta que finalmente llegamos a la Hacienda Chocas, lugar donde se encuentra el Gran Chaparral, el cual seria la residencia habitual de mi querido patito.
No muy lejos de la ciudad de Lima, aproximadamente en el Km. 35 de la carretera a Canta, que parece un Freeway Americano, quedaba el Gran Chaparral. Mi infancia se quedó allí, no en las aulas ni en el boato, sino entre los ríos, arboles y las nubes de polvo.
Luego del protocolo de instalarlo en su hogar, sentí mucha pena por mi patito, se iba a quedar solo muy lejos de Lima, en un sitio solitario sin luz, lo rescatable era que había una acequia de regadillo y allí podía practicar natación, luego de un apretón de manos y alas nos despedimos prometiéndole volver la próxima semana y recomendándole, sus cuidados al guardián del Gran Chaparral.
Semanalmente asistíamos con mi familia a atender a mi patito llevándole sus alimentos, pero creo que no se divertía mucho con nuestra visita porque paraba cargado como si fuera una mascota y lo que el quería era correr por el campo y nadar que era su fuerte – había desarrollado una cajasa -
Poco a poco asistimos a la transformación de mi patito, en un poderoso pato, empezó a crecer y engordar muy rápidamente, lo cual no fue muy beneficioso para el, ni para mi, excepto para los visitantes.
Era un espectáculo verlo nadar, era especialista en todos los estilos, pero me gustaba verlo cuando lo hacia en mariposa, era la atracción de los niños, realmente era un espectáculo.
Un día invite a mi suegra, algunos familiares y amistades al Gran Chaparral, lo cual repetimos en varias oportunidades, pensé que se iban a recrear viéndolo nadar, pero ellos ya se lo imaginaban en un suculento arroz con pato, yo veía en los ojazos de todos ellos la figura de mi precioso patito a colores, ya que nuestros visitantes tenían los ojos verdes y azules.
Mi patito era muy observador y analítico, hasta psicólogo creo, últimamente notaba algo extraño a su alrededor hasta que, luego de un silencio sobrecogedor, roto de ves en cuando por el ronroneo de algún lorito, lo descubrió - se trataba de la muerte - me confesó que semanalmente lo visitaba a veces decía llamarse, Lucha, otras Rosa.
Siempre que lo visitaban, le preguntaba porque me siguen tan de cerca sin hacer ruido y si venían por mi, todos al unisonó movieron la cabeza negativamente, que tal precisión para esa falsa venia, parecía que tuvieran meses de practica. Mi patito llego a familiarizarse tanto con la muerte que le preguntaba que ocurre cuando se deja de estar vivo, la muerte no sabia que contestarle, lo que es claro para mi, decía, es que te he estado acompañando desde que naciste y no te diste cuenta.
En cierta ocasión mi querido patito me confesó su preocupación, por la visita constante de la muerte muy presuroso abrace a mi patito y le prometí que nadie le haría daño, pero para preverme de cualquier insania mental de nuestros visitantes, lo matricule en un curso de natación avanzado, dado que - ya tenia experiencia acuática- quería que adquiriera rapidez, igual para que practique velocidad y salto largo, era lo único que lo podía salvar si su salvador, mejor dicho yo, no se encontraba en ese momento.
Mi patito se alegró sobremanera y empezó a cantar….Eu daría a mina vida cuacua cuacua , que voce fique comigo cuacua cuacua…e ñao me deixe mais mina vida, cuacua cuacua a Deus eu peco. Falaba portugués mi querido amigo.
La amistad con mi querido patito fue creciendo, tanto así que cantábamos a duo muchas canciones, le hacia el bajo y el coro en las canciones ….cuacua, cuacua…..resonaba en el campo.
Happy Birthday To you, Happy birthday to you, le cantábamos a mi patito, que ya estaba muy avanzado en el tiempo, casi no podía caminar, tanto que le adecuamos un bastoncito para que se ayude en sus travesuras, y unos lentes photogray para su miopía y para el sol del campo, el cual colgaba de su cuello - se le veía muy bonito - era la primera ves que celebramos su cumpleaños, le calculamos 10 años -80 años en el ser humano – era longevo el bandido. Vitocho, me decía mi querido patito: Muchas personas no cumplen los ochenta porque intentan durante demasiado tiempo quedarse en los cuarenta, como vos. Cuacua cuacua.
Vitocho, me decía mi querido patito, buscando mis sueños encontré la oportunidad como esta, de ser uno más de tu familia, en esta hermosa casa de campo, donde los triunfos y tropiezos se hacen un camino largo, pero lleno de satisfacciones y tengo la certeza que no me equivoque al estar con Uds. Aprendí en esta estancia a disfrutar del campo, de sus ríos y acequias de las bellas flores y de sus frondosos arboles, que me sirvieron `para darle un impulso mas grande a esta vida, es un sueño hecho realidad, donde comprendí que la vida tiene sentido y aprendí tus enseñanzas de tu filosofía de vida :
- Cuando ayudas a otro a ponerse de pie.
-Cuando miras el cielo y vez la luna y las estrellas-
-Cuando buscas tu gloria, en la gloria de los demás-
-Cuando buscas el medio para hacer buenos a los niños, haciéndolo felices-
-Cuando buscas que las estrellas brillen para todos.
-Cuando buscas comprender porque los temporales mas grandes del mundo, se producen en el interior del alma-
-Cuando buscas comprender que muchas veces se sufre más por los pensamientos que con los sentimientos-
-Cuando buscas comprender ¿Por qué todo a de tener un porque? y
-Cuando comprendas quien soy y a donde voy: ve mirar volar a un ave, mira crecer a una flor, mira a los astros moverse, allí estaré, en alguno de ellos cuidándote.
Mi querido amigo, por ahora solo tengo estas ilusiones de verte feliz todo el tiempo que sea posible, mañana no se que podrá pasar, se también que a veces no vienes a visitarme porque te encuentras muy enfermo y yo también me siento enfermo por vos.
Me dejas tu presente en tus nietos, por eso se que no te iras por siempre, cuando creo que te has ido y que vendrás a mi, ya no estaré aquí para esperarte, cuacua cuacua mi querido amigo.

VISTA DEL GRAN CHAPARRAL RESIDENCIA DE MI EXTRAÑABLE PATITO
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EL MEJOR CUMPLEAÑOS

Jamás olvidaré decía Rosita Roca, el día en que mamá
me obligó a
ir a una fiesta de cumpleaños, cuando
estaba en tercer grado. Una tarde llegué a casa con una invitación algo manchada de jalea.
- No pienso ir -dije-. Es una chica nueva que se llama Nicol. Camucha y katty no irán. Invitó a toda la
clase. A los treinta y seis.
clase. A los treinta y seis.
Mamá estudió con extraña tristeza esa invitación hecha a mano. De pronto anunció:
- Bueno, tú irás. Mañana iré a comprar el regalo. Yo no podía creerlo. ¡Mamá nunca me había obligado
a ir a una fiesta!
a ir a una fiesta!
Eso me mataría, sin duda. Pero no hubo ataque de histeria que la hiciera cambiar de opinión.
Llegó el sábado, mamá me sacó de la cama para que envolviera el regalo:
Un bonito juego de peine, espejo y cepillo, de color rosa perlado, que había comprado por menos de cinco nuevos soles.
Luego me llevó en su viejo automóvil amarillo. Nicol abrió la puerta y me guió por la escalera más empinada y peligrosa que yo había visto jamás.
Cruzar la puerta fue un verdadero alivio; los pisos de madera relumbraban en la sala llena de sol. Los muebles eran viejos, pero estaban recubiertos por fundas nuevas e impecables.
En la mesa vi la torta más grande de mi vida. Estaba decorada con nueve velas rosadas, un "Feliz Cumpleaños Nicol" bastante desmañado y algo que parecían pimpollos de rosa. Rodeaban la torta treinta y seis tazas llenas de chocolate casero, cada una con su nombre.
"No será tan horrible una vez que lleguen los otros", me dije. Y pregunté a Nicol:
-¿Dónde está tu mamá?
Ella bajó la vista al suelo.
- Bueno, está medio enferma.
- Ah. ¿Y tu papá?
- Se fue.
Luego se hizo silencio; sólo se oían algunas toses carrasposas detrás de una puerta cerrada. Pasaron quince minutos. Luego, diez más. De pronto comprendí la horrible verdad: No vendría nadie. ¿Cómo escapar de allí? En medio de mi autocompasión oí unos sollozos apagados. Al levantar la vista me encontré con la cara de Nicol, surcada de lágrimas. De inmediato, mi corazón de niña se llenó de simpatía hacia Nicol y de ira contra mis treinta y cinco egoístas compañeras.
Me levanté de un salto, plantando en el suelo los zapatos de charol blanco, y proclamé a todo pulmón.
-¿Para qué queremos a los otros?
La expresión sobresaltada de Nicol se convirtió en entusiasmado acuerdo. Allí estábamos: Dos niñas de ocho años con una torta de tres pisos, treinta y seis tazas de chocolate, helado, litros y litros de refresco rojo, tres docenas de artículos de cotillón, juegos a jugar, premios a ganar.
Empezamos por la torta. Como no encontrábamos ningún fósforo y Nicol no quería molestar a su mamá, nos limitamos a fingir que las encendíamos. Le canté el Feliz Cumpleaños en tanto ella pedía un deseo y apagaba de un soplido las velas imaginarias.
En un abrir y cerrar de ojos llegó el mediodía y mamá hizo sonar su bocina frente a la casa. Después de recoger todos mis recuerdos y de dar mil gracias a Nicol, volé al auto burbujeando de alegría.
- ¡Gané todos los juegos! Bueno, la verdad es que Nicol ganó el de ponerle la cola al burro, pero dijo que la del cumpleaños no podía llevarse los premios, así que me lo cedió. Y repartimos las cosas de cotillón, la mitad para cada una.
Le encantó el juego de tocador, mamá. Yo era la única.
¡La única de todo el tercer grado! y no veo la hora de decirle a los otros que se perdieron una fiesta estupenda.
Mamá detuvo el coche junto al cordón y me abrazó con fuerza.
- ¡Estoy orgullosa de ti ! Rosita, - me dijo, con lágrimas en los ojos.
Ese día descubrí que una sola persona puede cambiar las cosas. Yo había cambiado por completo el noveno cumpleaños de Nicol. Y mamá había cambiado mi vida por completo. Y tú... ¿habrías ido a la fiesta? Una palabra, un gesto, pueden cambiarle la vida a alguien, pero también puede cambiárnosla a nosotros mismos.
Obra de modo tal que, en tu paso por la vida de los demás, sólo siembres amor.
Seguramente cosecharás más de lo que puedas imaginar.
GRACIAS PAPI
Una vez, un padre de una familia acaudalada, lleva a su hijo a un viaje por el campo con el firme propósito de que su hijo viera cuan pobres eran las gentes del campo.
Estuvieron por espacio de un día y una noche completa en una granja de una familia campesina muy humilde.
Al concluir el viaje y de regreso a casa el padre le pregunta a su hijo: -"¿Qué te pareció el viaje?"
- "Muy bonito Papi", respondió
- "¿Viste que tan pobre puede ser la gente?"
- "Sí, Papi".
- "¿Y que aprendiste, hijo?
- "Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro.
Nosotros tenemos una piscina que llega de una pared a la mitad del jardín, ellos tienen un riachuelo que no tiene fin.
Nosotros tenemos unas lámparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas.
El patio llega hasta la pared de la casa del vecino, ellos tienen todo el horizonte de patio.
Ellos tienen tiempo para conversar y estar en familia; tu y mamá tienen que trabajar todo el tiempo y casi nunca los veo".
Al terminar el relato, el padre quedo mudo... y su hijo agregó.
- "¡Gracias Papi, por enseñarme lo rico que podemos llegar a ser!"
Asilado en la vejez

Su esposa Yola con la que estaba casado durante cinco décadas recientemente tomó la decisión de acompañarme, obligando sin querer queriendo a que esta mudanza fuera necesaria.
Después de muchas horas de esperar pacientemente en la recepción del asilo de ancianos, sonrió muy dulcemente cuando le avisaron que su habitación estaba lista.
Mientras el maniobraba su andador hacia el ascensor, la empleada le daba una descripción detallada de su nuevo pequeño cuarto, incluyendo las sábanas y cortinas que habían sido colgadas en su ventana.
"Me encantan" –dijo el con el entusiasmo de un chiquillo.
"Sr. Roca, usted aún no ha visto el cuarto... espere a verlo".
"Eso no tiene nada que ver" –contestó el anciano.
"La felicidad es algo que uno decide con anticipación. El hecho de que me guste mi cuarto o no me guste, no depende de cómo esté arreglado el lugar, depende de cómo yo arregle mi mente. Yo ya había decidido de antemano que me encajaría".
"Es una decisión que tomo cada mañana al levantarme".
"Estas son mis posibilidades: puedo pasarme el día en cama enumerando las dificultades que tengo con las partes de mi cuerpo que ya no funcionan, o puedo levantarme de la cama y agradecer por las que si funcionan".
"Cada día es un regalo, y por el tiempo que mis ojos se abran me enfocaré en el nuevo día y en las memorias felices que he guardado en mi mente... sólo por este momento en mi vida".
"La vejez es como una cuenta bancaria... uno extrae de lo que había depositado en ella".
"Entonces, sería interesante que depositemos gran cantidad de momentos de felicidad en la cuenta bancaria de nuestros recuerdos."
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